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Un bisturí con filo

 El poeta Luis Rocha me ha regalado el disco del doctor Wilfredo Alvarez Rodríguez "El Bisturí de la Música", que contiene una selección de las canciones interpretadas por este amigo ya ido, y que su familia ha publicado de manera póstuma.

Wilfredo, un humanista en todo el sentido de la palabra, siempre entendió la medicina como un servicio a los demás, y fue de esa manera en que se formó, mirando siempre hacia el prójimo, allá en los años de esplendor de la Universidad Nacional en León, cuando el doctor Mariano Fiallos Gil nos enseño que nada de lo humano nos debería ser ajeno.

Que un medico haga del arte su profesión paralela es algo que ya ha ocurrido por dichas en Nicaragua, allí esta el ejemplo de los escritores Fernando Silva y Luis Favilli, los dos escritores. Y aquí tenemos el ejemplo de Wilfredo en la música, cantante y ejecutor de instrumentos diversos. Es el único que alguna vez libró de su encierro el violín de mi abuelo Lisandro Ramírez, que guardo en mi casa de Managua como un tesoro, para sacarle los arpegios de una mazurca segoviana.

Pero Wilfredo, fue mas allá con la musica, y a él le debemos el rescate de numerosas canciones anónimas que se dedicó a buscar no solo en su tierra natal de Chinandega, sino en otros puntos de la geografía de Nicaragua, y en los años sesenta del siglo pasado formó, junto con los doctores César Ramirez Fajardo y César Zepeda Monterrey, el inolvidable trío "Los bisturices armónicos", que dio a conocer toda esa música soterrada en lo mas profundo de nuestra cultura popular.

Una de esas canciones, que dio la vuelta al mundo gracias a Carlos Mejía Godoy y Los de Palaguina, es "Son tus perjumenes mujer", que Wilfredo oyó cantar alguna vez a una niña en una hacienda de Chinandega, la transcribió, y nos legó esa herencia tan hermosa del genio popular nicaragüense.

El poeta colombiano Darío Jaramillo Agudelo ha publicado un libro muy aleccionador que se llama "la poesía en la canción popular latinoamericana: un cancionero", y ambos lo hemos comentado en un intercambio de cartas. Así fue que le mencione a Wilfredo y sus descubrimientos, y como íbamos a encontrarnos en esta Feria del Libro de Guadalajara, le he traído de obsequio el disco, que espero Luis Rocha habrá de reponerme.

En su libro, Darío incluye la canción del cubano Eusebio Delfín, "que has hecho", que dice en una de sus partes: "Yo soy el árbol conmovido y triste,/tú eres la niña que mi tronco hirió/Yo guardo siempre tu querido nombre/y tú, ¿qué has hecho de mi pobre flor?".

Y Wilfredo recogió otra que se le parece mucho, "La fuente y el lirio", una de las mas bellas de nuestra tradición popular anónima: "Hay un lirio que el tiempo no consume/y una fuente que lo hace verdecer./Tu eres el lirio ven dame tu perfume/yo soy la fuente ay déjame correr."

Delfín dice que la letra de esta canción la leyó alguna vez en un almanaque, lo que comprueba su carácter anónimo, pariente muy cercana de "el lirio y la fuente" que Wilfredo canta con voz inspirada, y tan nostálgica, en el disco aparecido en homenaje suyo. Estas canciones han volado de uno a otro país del Caribe a lo largo de los años.

Una vez Wilfredo me contó que en Chinandega también se cantaban pasillos y bambucos, música sudamericana de Colombia y Ecuador, llegada hasta esa región de Nicaragua por extrañas razones; a lo mejor, traídas de regreso por las tropas liberales que enviadas por Zelaya, fueron a ocupar la guarnición de Guayaquil en apoyo del gobierno de Eloy Alfaro.

Este y mas homenajes merece nuestro inolvidable Wilfredo Alvarez.

Guadalajara, diciembre 2012

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