"Antes que nada, espero que nunca te vayas a burlar del final que tuvo Alirio Martinica, un hombre escabroso, es cierto, muy dado a sus fatuidades, pero que tuvo su calvario, y todo aquel que tiene un calvario merece que se le guarde compasión".
Nicaragua 1979. Ante la inminente caída de la dictadura somocista, Alirio Martinica trata de huir por mar. Es aprendido por jóvenes combatientes del Frente Sandinista y llevado a juicio popular, acusado de participar, directa o indirectamente, en acciones criminales del régimen de Somoza, de quien llegó a ser secretario privado, "hombre todopoderoso en las sombras", hasta que hacia 1976 lo echaron del círculo íntimo en medio de confusas circunstancias.
Ante sus jueces, todo un pueblo reunido en asamblea al aire libre, que con sus aplausos o su silencio dictaminará libertad o paredón, Alirio expondrá las razones por las que debe perdonársele; quizá cuente que cuando joven anhelaba para su país una revolución sin sangre, y que ya siendo funcionario de Somoza escondió en casa a su amigo el comandante sandinista Ignacio Corral, pese a los terribles riesgos...
Las minucias, errores, abusos injusticias, se entierran en el olvido cuando hay acontecimientos tan variados y vertiginosos como los que ocurren en una revolución, y muchos actos heroicos corren la misma suerte, aunque hayan servido de palanca al salto de la historia. En esta novela, Sergio Ramírez coloca al lector antes ese salto y le da elementos para juzgarlo.
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