La Judea es la expresión de teatro callejero que subsiste con mayor vigor en Nicaragua, cuando no pocas manifestaciones del arte popular se encuentran en estado de extinción, la primera El Güegüense, que salvo en Diriamba ha ido quedando para eruditos; y las pastorelas y autos sacramentales que solían representarse en los atrios de las iglesias.
A lo largo de cinco años la experiencia de Centroamérica Cuenta ha sido la de plantar una semilla y ver cómo da sus frutos. Empezamos en 2013 con un puñado de escritores centroamericanos y algunos de Francia y Alemania, en salones pequeños, con un público escaso pero curioso desde el principio, y recuerdo que mandábamos a comprar a la esquina las botellas de agua para los participantes de las mesas.
Nunca me pierdo las tiras cómicas en los periódicos, costumbre de toda la vida. Antes de empezar a leer libros de letra corrida, me fasciné con las revistas de historietas donde los personajes eran obra de la mano de un dibujante, y lo que decían aparecía escrito dentro de globitos.
Camilo Zapata nació el 27 de septiembre de 1917, de modo que este mes se cumple el centenario de su nacimiento. Este debió haber sido un año dedicado a él. Una moneda de oro conmemorativa, una efigie suya en un billete de banco, una estampilla de correos, una plaza con su nombre, o alguna calle. Una estatua. Celebraciones escolares, conciertos de sus composiciones musicales, programas especiales de radio y televisión, discos, videos. Todo se lo merece. Pero hasta ahora lo único notable alrededor de este aniversario es el silencio.
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