A cien años de su muerte, Rubén sigue siendo antiguo y moderno, clásico y renovador, colocado entre dos mundos que fue capaz de contemplar mirando hacia atrás y hacia adelante, como el dios bifronte Jano, y a partir de allí saltar hacia la construcción de su propio universo que sigue siendo audaz y cosmopolita, y tan clásico en su hondura y textura, que admitirá siempre renovadas lecturas.
A cien años de su muerte, Rubén sigue siendo antiguo y moderno, clásico y renovador, colocado entre dos mundos que fue capaz de contemplar mirando hacia atrás y hacia adelante, como el dios bifronte Jano, y a partir de allí saltar hacia la construcción de su propio universo que sigue siendo audaz y cosmopolita, y tan clásico en su hondura y textura, que admitirá siempre renovadas lecturas.
La vida de Fernando Cardenal es un fenómeno singular, del que no encuentro otros ejemplos en América Latina, guía espiritual de los jóvenes de una generación que primero se bajaron de sus camas para dormir en el duro suelo, y dar así testimonio de su compromiso con los más pobres.
Venezuela nos deja perplejos debido a sus complejidades sorprendentes. Y siempre buscamos la visión de conjunto, compuesta de diversas capas o niveles, que pueda contentar nuestro deseo de enterarnos, al enterarnos saber, y al saber entender.
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